Una de las primeras inquietudes de las embarazadas es cuánto van a subir de peso, comparte Rafael Marín Medina, ginecólogo y obstetra con subespecialidad en biología de la reproducción.
«Si la mujer es muy delgada puede subir de 12 a 18 kilos. Si se encuentra en su peso ideal debe aumentar de 11.5 a 16 kilos, y si tiene sobrepeso, el rango va de los 7 a los 11.5 kilos.
«Pero si tiene obesidad lo máximo que puede subir son 9 kilos, y desafortunadamente son el tipo de pacientes que más suben. Suben 20 o hasta 25 kilos», menciona.
Esto sucede porque son más susceptibles a mantener o empeorar sus hábitos alimenticios que las mujeres más delgadas, quienes por lo general conservan sus hábitos intactos.
Lo primero que debe hacer una embarazada obesa es someterse a un control estricto de su régimen alimenticio, bajo la supervisión de un nutriólogo y su ginecólogo, para no afectar el desarrollo neurológico del bebé.
«Podemos dividirlas en dos: las que nunca han hecho ejercicio, y las que sí. Las primeras, lo mejor es que caminen de noche, sin llegar al cansancio extremo, pero también pueden hacer aerobics, acuaerobics, bicicleta o caminadora estacionaria.
«Las segundas pueden hacer cualquier cosa sin ningún problema, pero sin llegar al cansancio extremo, siempre y cuando no exista una contraindicación médica que les impida hacer su rutina», señala Marín Medina.
Cuando existe obesidad mórbida, y la dieta y el ejercicio no provocan ningún impacto, el ginecólogo obstetra sugiere la posibilidad de someterse a una cirugía bariátrica antes del embarazo.
Esto es para que alcance las condiciones adecuadas, y al momento de que llegue a un peso establecido se pueda pensar en el embarazo, con el propósito de reducir el riesgo para ella y el producto.
«Sólo hay que tener cuidado, porque si está en el proceso de bajar de peso, ya sea por una dieta o por cirugía, no es recomendable embarazarse, porque no le conviene al bebé», enfatiza.